Antoni hace guardia en una cafetería cercana al colegio de su hija por si la Policía viene a buscarla. Este miércoles se cumple el plazo para que la niña vuelva con su madre a la República Checa, asegura, que en su contra: "Mi hija me manifestó en varias ocasiones que no quería estar con su madre".

En 2011 Antoni se divorcia de su mujer de nacionalidad checa y acuerdan que la niña siga viviendo con su madre. Pero a los dos años descubre presuntos malos tratos: "En la República Checa, la ley de familia dice textualmente que los padres pueden ejercer los métodos que crean convenientes para obtener la obediencia de sus hijos".

Dejó su negocio en Tarragona y se mudó a la República Checa, consiguió la custodia compartida y se trajo a su hija de vacaciones a Tarragona. Era verano de 2016 y su hija se negó a volver con su madre: "Avisamos que no íbamos a volver porque unas psicólogas forenses habían detectado indicios de malos tratos".

La madre de la niña denunció y en julio llegó la sentencia que obliga a la menor a volver a la Republica Checa. Su padre dice que no puede convencerla: "Se tapa los oídos, cambia de tema". Este miércoles esperará junto a su hija en casa a que la Policía le obligue a entregar a su hija.