El comienzo del otoño es la temporada de la berrea. Los ciervos machos emiten sonidos guturales y se enzarzan con su cornamenta para cortejar a las hembras, produciendo una estampa digna de admirar en los entornos rurales donde encontramos esta especie.

Dario Gómez los observa cada día. Es el guía del Parque Nacional de Cabañeros, donde decenas de ciervos comienzan su época de apareamiento entre septiembre y octubre, con la bajada de las temperaturas.

Los machos alcanzan la madurez sexual a partir de los tres años y medio, aunque su berrido sigue siendo flojo por entonces. Durante la berrea, los machos medianos, que rondan las 12 o 14 puntas, pueden tener en torno a diez u once hembras. Su berrido es más grave, pero no tan ronco ni potente como el de los machos más grandes.

El tamaño de los machos importa. Cuanto más grandes son estos animales, más graves su berrido y más atraen a las hembras. Además, los venados se enfrentan entre ellos para demostrar quién debe liderar la manada y así seducir a las hembras en un proceso de cortejo que se realiza al amanecer y al atardecer y, en el que pueden estar presentes hasta 50 hembras.