El Consell de Ibiza ya prepara un nuevo dispositivo para acabar con las fiestas ilegales, habituales en la isla, y que hacen caso omiso de las restricciones por coronavirus. Aunque lo hará de una forma distinta: con detectives COVID que se infiltrarán en estos encuentros para informar a la Policía.

Concretamente, el Gobierno balear busca jóvenes con apariencia de extranjeros que tengan entre 30 y 40 años. Su objetivo es claro: infiltrarse en estas fiestas como si fueran 'topos' y, una vez tengan lugar, informar a las autoridades para que puedan poner sanciones.

Según explican desde el Consell, muchas de las reuniones que se están produciendo este verano son en pisos privados, un hecho que complicaría la labor de la Policía. Por ello, prefieren contar con personas que puedan integrarse en los entornos que promulgan estos encuentros, y haga de 'detective'.

Las autoridades también resaltan que son grupos organizados: no es tan simple como una fiesta particular, propia de una boda o un cumpleaños, sino que se preparan con minuciosidad, hasta el punto de contar con dj's propios. Auténticas industrias pirata e intrusas en el sector, que se ubican tanto en viviendas como en barcos.

Las tres misiones de los detectives de las fiestas

Las personas contratadas para realizar esta labor tienen tres misiones muy claras: la primera, disuadir a los organizadores. La segunda, detectar las fiestas ilegales, que suelen ser convocadas a través de mensajes de WhatsApp y, sobre todo, disolverlas, entrando en ellas e informando de su localización a la Policía Local de la zona.

Un hecho que sería clave ante la incapacidad de los agentes para poder entrar en viviendas privadas. Así, el Consell espera poder sancionar a todos aquellos que sigan viviendo como si no existiera la pandemia, con multas que podrían superar los 10.000 euros. Y, a nivel autonómico, por medidas anti COVID, los 60.000.