Lauren Dyer, una joven de 33 años de Reino Unido, se desmayó en su casa tras tomar una píldora anticonceptiva. Al despertarse, notó que tenía dificultades para respirar y no podía hablar ni caminar, por lo que su hermano llamó a una ambulancia, que la llevó a Urgencias del Hospital Hospital Good Hope, según informa 'Birmingham Live'.

Tras las exploraciones médicas, los médicos le dijeron que tenía dos embolias pulmonares masivas (dos grandes grupos de coágulos de sangre), lo que dificultaba su respiración. Un especialista confirmó que habían comenzado como coágulos de sangre en la pelvis que se habían extendido a sus pulmones, como resultado de que ella tomara la píldora anticonceptiva 'Microgynon', tal y como indica 'Mirror'.

"No recibí ninguna señal de advertencia de que me iba a desmayar. Por lo general, los coágulos de sangre comienzan en las piernas, que se hinchan y duelen, y se puede tratar antes de que se acerquen al corazón o el cerebro, pero el mío se desarrolló en el área pélvica y cuando me desmayé, los coágulos pasaron por mi corazón", cuenta Dyer a 'Birmingham Live'.

Los médicos le inyectaron anticoagulantes para comenzar el proceso de descomposición de los coágulos. Sin embargo, pasadas 24 horas, su estado de salud no había mejorado. En ese momento, le dieron un medicamento que haría estallar los coágulos en pedazos pequeños de forma inmediata, en un intento por ayudarla a respirar más fácilmente y que su ritmo cardíaco volviese a la normalidad.

"El medicamento generalmente solo se administra a pacientes que no responden a los anticoagulantes, ya que existen riesgos de hemorragia interna o accidente cerebrovascular. Sin embargo, el especialista confiaba en que era el tratamiento que necesitaba en ese momento. Fue un momento aterrador para mí, pero también para mi familia y amigos", recuerda la joven.

Dyer había planeado un viaje de 12 meses por Bali, Malasia, Camboya, Filipinas y Tailandia y estaba preocupada porque tuviese que cancelar sus planes. Sin embargo, afortunadamente, el tratamiento funcionó muy rápido y pudo partir hacia Bali, aunque con medicamentos para seis meses en su maleta.

"Estaba preocupada porque no iba a poder viajar, pero el tratamiento funcionó a los diez minutos de su administración. Mi frecuencia cardíaca comenzó a disminuir inmediatamente y cada vez empecé a necesitar menos oxígeno hasta llegar a respirar por mí misma a las 24 horas", relata Lauren Dyer.

La joven expresa ahora que tiene "suerte de estar viva". "Sé que tengo suerte de estar viva porque había una niña en Tamworth que murió a causa de un coágulo causado por la píldora", expresa y aconseja que "que las mujeres busquen otras opciones, especialmente si han estado tomando la misma píldora durante años, ya que aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos".