El hallazgo de dos pequeñas botellas de oxígeno, que Tomás Gimeno habría utilizado para asegurarse de que no podría subir a la superficie tras hundirse en el mar, ha reavivado las esperanzas de las autoridades de dar con el padre de las pequeñas Anna y Olivia, secuestradas en Tenerife el pasado 27 de abril.

"La Guardia Civil está convencida de que ese es el lugar bueno donde pueden encontrar algún rastro de Tomás Gimeno", explica el jefe de Investigación de laSexta, Manuel Marlasca, en referencia a la zona en la que se hayaron estos objetos.

En este sentido, el periodista explica que las botellas en cuestión fueron encontradas en un rectángulo de unos 500 metros por 350. Y detalla por qué es tan importante esta zona: "Los investigadores están absolutamente convencidos de que el hallazgo de esas botellas refuerza su teoría de que Tomas Gimeno, o lo que quede de él, está cerca".

Sin embargo, durante la jornada de ayer la GC no pudo incidir en esta zona, que consideran vital, debido a que el fuerte oleaje dificultaba el trabajo. No obstante, como explica Marlasca, tan pronto como se calmen las aguas la búsqueda retomará ese lugar.

Gimeno habría utilizado las botellas bajar a la profundidad del mar

Las botellas de oxígeno halladas este jueves tienen aproximadamente el tamaño de un spray de desodorante, e incluso son algo más pequeñas. Se ha certificado que pertenecen a Gimeno, ya que la Guardia Civil incluso ha encontrado pruebas del pago que hizo por ellas el padre de Anna y Olivia.

El periodista explica que, en principio, este tipo de botellas se utilizan como equipos de emergencia, por ejemplo en helicópteros, para que, en caso de caer la aeronave al mar, da el tiempo justo al piloto para que, respirando directamente de ella, pueda subir a la superficie. En buceo, sin embargo, su uso es bastante poco frecuente.

En este caso, apunta Marlasca, "una de las hipótesis que maneja la Guardia Civil es que esas botellas las usó Tomás Gimeno para respirar ese oxígeno que le permitiese bajar hasta una profundidad suficiente donde ya fuese irreversible" y no pudiera volver a subir a la superficie. De este modo, con esas botellas y la ayuda del cinturón de buzo, con un lastre de 8 kilos, el presunto asesino podría haber garantizado su propia muerte.