Son varios los obstáculos que complican la investigación de Esther López. Seis días de que se encontrará el cuerpo de Esther y, tras realizar la autopsia, no se ha podido establecer el motivo exacto de su muerte.
La autopsia preliminar dice que el cuerpo tiene traumatismos, no necesariamente mortales. No tiene signos de violencia externa y tampoco heridas de defensa propia. La clave está en los análisis toxicológicos y en los los entomológicos, que determinarán el tiempo que llevaba el cadaver a la intemperie.
A todo ello, se suma que las batidas fueron incompletas y no se buscó donde apareció el cuerpo. Se miró en pozos, en el río, en otros caminos, pero la Guardia Civil no cuadriculó ese punto a pesar de que algunos vecinos señalan que miraron pero no vieron nada.
Otro de los obstáculos ha sido la denuncia tardía de la desaparición. Pasaron cinco días hasta que se hizo y la Guardia Civil no elevó el riesgo hasta una semana después.
La detención de Ramón 'El Manitas', un vecino de Traspinedo, no aportó nada y la jueza le dejó libre, aunque con las más estrictas medidas cautelares. También están siendo un obstáculo las declaraciones de otros investigados, sobre todo la de Óscar, el último amigo que vio a Esther con vida.
Ha dicho que Esther se enfadó y también que alguien iba a recogerla, y que ella quería volver a casa de su otro amigo. Versiones y hechos contradictorios porque su móvil no le sitúa donde dice. Además, no acudió a la primera batida y no fue a trabajar al día siguiente. Todo son dificultades que complican el caso y su pronta resolución.