Un asesino en serie de conejos domésticos, que sigue un mismo patrón a la hora de perpetrar sus matanzas, ha sembrado la alarma en el norte de la región francesa de Bretaña, especialmente entre sus jubilados. En el tranquilo pueblo bretón de Minihy-Tréguier (1.320 habitantes), la Gendarmería ha abierto una investigación para localizar a un individuo causante de "una serie de actos crueles contra los conejos domésticos", según han denunciado las autoridades.
Alrededor de 100 conejos que pertenecían a una decena de dueños han sido asesinados a golpes en los últimos seis meses en ese pueblo y otros de sus alrededores. "Es un acto odioso y lamentable que está creando una verdadera psicosis", reconoce el alcalde de la localidad, Jean-Yves Fenvarc'h, en unas declaraciones. "La gente de nuestro municipio tiene miedo de encontrárselo en la casa, no sabemos si va armado. Yo también estoy preocupado", confiesa.
En palabras del alcalde, el agresor secuestra y apalea salvajemente a los animales dentro de los domicilios para después dejar sus cuerpos en la puerta de los dueños. Además, el misterioso asesino se aprovecha del hecho de que gran parte de los residentes "son personas de avanzada edad, jubilados en su mayoría". Fenvarc'h piensa que el sospechoso "debe conocer bien la zona, porque a veces ha intervenido durante el día esperando escondido a que los propietarios salieran para actuar".
Una de sus víctimas fue el matrimonio L'Hévéder. Eugène y Marie-Françoise, de 80 y 77 años, cuentan su experiencia con un agresor que muestra aparente predilección por las mascotas de esta pareja, pues resulta ser la casa en donde más veces ha actuado. "Ya es la cuarta vez, esto ya es una catástrofe. El otro día nos fuimos de casa a las nueve de la mañana, antes de irnos les dimos de comer y volvimos sobre las 11, fue entonces cuando nos los encontramos a todos muertos. Ya no me queda ni uno", relata Eugène, que sospecha que el autor tiene cómplices.
"Son varios, no creo que esto lo pueda hacer uno solo", afirma seguro. El hombre, que se muestra "abatido", cría conejos desde hace 55 años y afirma que nunca había tenido que pasar por algo similar. "Nos preguntamos quién puede hacer algo así", lamenta.
El sospechoso emplea métodos particularmente brutales antes de asestar sus golpes definitivos a los animales: los pisotea y los sacude para, finalmente, abandonar sus restos en las puertas de los domicilios. Las autoridades calculan que el agresor "ha actuado hasta en 15 ocasiones", la última el pasado martes.
La Gendarmería, que ha desplegado un dispositivo especial, se encuentra todavía en una fase inicial de la investigación. Uno de los pocos indicios que tiene es que "fue visto de manera furtiva en un jardín residencial con un impermeable y un sombrero, antes de darse a la fuga", según el alcalde.
La persona que lo vio y que casi se convierte en la heroína del lugar es Sylvie Corlouer, que cría sus conejos en la cercana población de Langoat. Corlouer estuvo a punto de desenmascarar al individuo: "Lo pillé hacia las nueve y media de la mañana, pero tuvo tiempo de escaparse", explicó al "Ouest France". Ella también figura en la larga lista negra del "carnicero". Se dio cuenta en verano cuando un conejo tras otro, hasta seis, fueron desapareciendo, incluidas dos hembras cuyas crías, en ausencia de las madres, también murieron.
El campo de actuación del sospechoso parece en expansión al haber sido detectados los mismos hechos en otros tres municipios limítrofes de Minihy-Tréguier: el mencionado Langoat, La Roche-Derrien y Coatreven. El alcalde de La Roche-Derrien, Jean-Louis Even, recibió la alerta de la Gendarmería el pasado martes.
Al principio, pensó que se trataba de una broma, pero pronto reaccionó y decidió alertar a sus conciudadanos sobre la situación. "Se ha producido al menos un caso en nuestro municipio. La verdad es que no puedo entender cómo uno puede ir así contra los conejos", declaró Even al 'Ouest-France'.
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