Con 16 años, Adriana, nombre ficticio, se mudó a Bilbao. Allí comenzaron los problemas: "Iba caminando y me empujaron. Me dijeron que, como era de Madrid, no me habían visto. Era invisible. Y que no querían a gente como yo por allí", relata Adriana.

Cambió de colegio, pero el acoso continuó. Pasó del aula al barrio. "Me insultaban, me llamaban gorda, me decían 'vete para tu puto país, no te queremos aquí'. Fea. A ver si adelgazas", cuenta la víctima de bullying.

"La chica siguió siendo acosada en el barrio. No quería salir de casa", explica Beatriz Llardia, abogada de la víctima.

Incluso su familia se trasladó unos meses a Marruecos, como vía de escape. "Lo hicieron para darle un poco de aire a su hija", añade Llardia. La situación era insostenible. Tenía que salir del barrio, pero el alquiler era imposible.

"En el mercado privado nadie les quería alquilar a una vivienda", afirma Alba Fatuarte, concejal de EH Bildu. La única opción era una vivienda municipal, pero no podían acceder. "No entraba dentro de sus cupos especiales esta casuística de bullying", añade Fatuarte.

"No está tasada esta situación, por lo tanto no pueden hacer nada, es lo que nos contestaron", señala la abogada de la víctima.

Tras muchos intentos y esfuerzos, el Ayuntamiento dio con la fórmula para facilitar el acceso a una vivienda, por primera vez, a una familia víctima de bullying. La mudanza se produjo el pasado verano, el acoso acabó y Adriana ahora vive tranquila.

El lunes el Ayuntamiento aprobará la modificación de la normativa de vivienda, para dar solución a casos como el de Adriana.