Carmen vive sin miedo en su propia casa, pero no siempre fue así. "Me han pegado por dos euros", recuerda. Pasó más de tres décadas en la calle, desde los 12 años. "¡Yo no sé ni cómo estoy viva!", expresa esta madrileña de 50, a la que se le cambia la cara al recordar y contar que su padre la ataba con cadenas y la mandaba a robar. Carmen ha sobrevivido de albergue en albergue.

Es desde hace cuatro años cuando realmente sabe lo que es vivir. El programa 'Housing First', de la Fundación 'Hogar sí' le ha facilitado un piso. Cuando le dieron las llaves no se lo podía creer: "Me levantaba de la cama y decía: '¡Qué alegría, me voy a la ducha!'; me ducho tres veces al día", cuenta.

Slavey es un albañil búlgaro de 42 años que lleva 17 en España. Él fue uno de los primeros en participar en el programa de 'Hogar sí', en 2014. "Se me acabó el paro y me cambiaron la cerradura de un día para otro", recuerda.

De lo que más orgulloso se siente, es de haber podido ayudar a un anciano enfermo de cáncer que conoció en la calle y del que cuidó hasta su muerte. "Cuando me tocó la casa le dije que se viniese conmigo", cuenta.

José Manuel Caballero, director general de la Fundación 'Hogar Sí' afirma que "acogen la vivienda con mucha ilusión y compromiso". Porque el sinhogarismo tiene solución y todos podemos ayudar. El 7 de diciembre es la gran cita global: la noche sin hogar. Para participar hay que entrar en 'lanochesinhogar.org'.

El sinhogarismo tiene solución, y Finlandia lo demuestra: así han conseguido reducir un 35% el número de personas sin hogar