"Soy Francisco Mateos Caballero, de 73 años, abuelo de Celia, la niña a la que envenenaste su perrita ayer y la mataste.

Al dirigirme a ti. no sé cómo llamarte, utilizaré "animal de dos patas" que te dedicas a matar animalitos de cuatro patas.

Tú sabes el daño que has hecho y el que podría haber causado. Tu objetivo lo has alcanzado, matar un perro, pobre animal. Pero no voy a describirte tu objetivo, sino el daño colateral que has causado.

Mi nieta Celia, una niña muy cariño. de 11 años, desde pequeña su ilusión era tener un perro, pero sus padres le aconsejaban que, hasta que no tuviera la suficiente responsabilidad para cuidar un animal, un ser vivo, no se lo regalarían. Llegó ese dia, fue uno de los regalos del Día de su Comunión, el regalo que más ilusión le hizo.

Sus padres le ensañaron que un animal había que cuidarlo como a una persona, y quererlo. Su padre, gran amante de los animales, le enseñó a cuidarlo, darle de comer, lavarlo, tenerlo aseado y educarlo. Desde ese dia mi nieta se sintió muy feliz cuidando y queriendo a su perra Nuka.

Pero en el día de ayer, una mala persona, puso veneno para los perros y tuvo la mala suerte de comerlo y morir. Mi yerno, mi hija y mi mujer vieron la agonía de ese animal, que hasta con la intervención de un veterinario no se pudo hacer nada por salvarlo. ¡Que mal día pasaron los tres!

Pero ahora llegaba lo peor, como decírselo a Celia. Sus padres se lo explicaron, mi nieta se puso muy triste, pero no lloró, porque su padre tenía los ojos para llorar y ella me dijo: cómo iba a llorar para poner peor a mi padre. Qué gran lección de una niña a un "animal de dos patas".

Después ya sola, lloró mucho, la observó su madre que lloró a la vez. Le dolía el estomago, tenia náuseas y le ha costado dormir esta noche. Esta mañana su cara era de tristeza, se le ha borrado esa alegría de su carita. Esta tarde se encuentra mal, con dolor de cabeza y malestar de estomago. como decimos en el pueblo, todo es de lo mismo, de ese gran disgusto que tú le has causado: quiere estar sola y poder llorar sola, no quiere que suframos los que estamos a su lado.

A mí escribiendo estas líneas también me ha salido alguna que otra lágrima acordándome del sufrimiento de mi nieta.

Te felicito por tu 'hombría', ¿satisfecho? animal de dos patas. Pero no eres más que un cobarde y mala persona. que amparándote en el anonimato haces este daño a animales y a las personas que quieren a esos animales. Tus sentimientos son peores que la peor alimaña de la tierra".

Ahora voy a decirte otro daño colateral que has podido causar o que puedes causar. Mi nieta Celia ha paseado su perrita algunas veces con mi nieta pequeña, su prima Maira, cuando esta tenía tres años. Tú has pensado, creo que no porque tu cerebro no llega a eso, que un niño pequeño manipule ese veneno y se lleve las manitas a la boca, con la toxicidad que tú debes haber puesto para fulminar en una hora a un perro. ¿Lo has pensado? Creo que no. No solo pones en peligro la vida de los animales y los sentimientos de sus propietarios, estás poniendo en riesgo la vida de algún niño pequeño que accidentalmente manipule tu veneno.

Ahora no me quiero dirigir a ti, sino a tu nieto, si es que lo tienes o cuando lo tengas, y sepa que alimaña es su abuelo y te pregunte ¿abuelo porque haces eso?. ¿Qué le vas a contar a esa criatura tierna que te pregunta? Porque a mí me ha costado trabajo explicarle a mi nieta Celia que desgraciadamente existen personas como tú.

Por último, te pido un favor, antes de hacer una cosa así, piensa el daño que causa.

El comunicado es algo largo, pero no he encontrado como reducirlo, sin llegar al insulto".