Amy tenía doce años cuando se dio cuenta de que una niña que salía en un concurso de talentos se parecía a ella. Era igual que ella. Tanto que sus amigos y vecinos le llegaron a preguntar qué hacía bailando en la televisión, según recoge la BBC. Unos años más tarde, le volvió a llegar un vídeo de la misma chica. Un amigo suyo se lo envío por TikTok. En él aparecía la joven con el pelo azul haciéndose un piercing. Intentó dar con ella, pero no pudo. Finalmente pidió ayuda a través de un grupo de la universidad.

Terminaron contactando y ambas descubrieron que habían nacido en el mismo hospital. Sin embargo, las fechas de nacimiento no les encajaron en un principio. Tras indagar en la documentación, descubrieron que era falsa. Preguntaron a sus familias y terminaron reconociendo lo ocurrido. La madre de Amy no podía tener hijos y una amiga suya le habló de un bebé no deseado en un hospital local. Consiguió llevarse la pequeña a casa, pero antes tuvo que pagar a los médicos. A la madre de Ano le dijeron lo mismo, recoge la citada fuente.

A su madre biológica le dijeron que sus bebés habían muerto, tras permanecer un tiempo en coma. Los cuerpos de sus pequeños fueron enterrados en la parte de detrás del hospital. El médico le recomendó no verlos. Todo quedó en eso hasta que su hija encontró en Facebook un grupo donde se buscaban niños robados. Decidieron desenterrar la maleta y no encontraron restos humanos. Así fue como se pusieron manos a la marcha hasta encontrar a las dos jóvenes.