La contaminación no es solo una fea nube amarillenta que flota sobre nuestras cabezas y que nos impide usar los coches a capricho en determinadas ciudades. Es realidad hablamos de salud: siete millones de personas mueren al año en el mundo por la mala calidad del aire. O dicho de otra manera, cada minuto mueren trece personas por la contaminación. 4,3 de esos siete millones se deben a la contaminación dentro de los hogares, sobre todo por combustibles fósiles. Son la cifras que destaca Naciones Unidas en este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, dedicado este 2019 a la lucha contra la contaminación del aire.

La ONU calcula que el 91% de la población mundial respira un aire de mala calidad y que excede los límites de la contaminación definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La guía de calidad del aire de la OMS determina las cantidades máximas de ozono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y de partículas en suspensión que podemos respirar y cuyo exceso puede constituir serios efectos adversos en la población. A partir de estos límites se fijan normativas que nos afectan directamente, como las cuatro directivas europeas que regulan la calidad del aire ambiente y que deben cumplir cada uno de los estados miembro.

10.000 muertes al año en España

En España, y con motivo de este Día Mundial, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha llamado la atención sobre las consecuencias de la contaminación del aire que se cobra de forma prematura 10.000 vidas al año en España, muchas más que las 1.700 por accidentes de tráfico. Separ pide a las autoridades más medidas para respirar aire limpio en nuestras ciudades, ya que la contaminación es la causa, entre otros problemas, del 50% del total de los casos de neumonía infantil. En España, y según esta sociedad médica, las emisiones contaminantes proceden sobre todo de los gases emitidos por los tubos de escape del tráfico rodado (32,5%) y de las plantas industriales o productoras de energía (32,4%).

La contaminación del aire está asociada a enfermedades cardiovasculares y pulmonares, infartos, cáncer de pulmón y obesidad

A largo plazo, la contaminación del aire conlleva graves consecuencias para la salud, y está asociada a enfermedades cardiovasculares y pulmonares, infartos, cáncer de pulmón e incluso la obesidad. De hecho, está considerado el quinto factor de riesgo para la población, por detrás de la dieta, la hipertensión, el tabaco y los altos niveles de azúcar en sangre.

Contaminación en Madrid

Las principales causas de la contaminación del aire proceden de la quema de combustibles fósiles para electricidad, transporte y calefacción, las actividades industriales, el incorrecto procesado de los residuos y algunas prácticas agrícolas. También contribuyen a ellos algunos procesos naturales como las erupciones volcánicas y tormentas de polvo.

Y aunque la contaminación nos toca a casi todas las personas, hay algunas partes del planeta que están más afectadas como los países en desarrollo, sobre todo en Asia, África subsahariana y Europa del Este.

¿Qué podemos hacer contra la contaminación?

Aunque parezca que no podemos tener incidencia como personas sobre un problema de carácter mundial, los pequeños gestos de la ciudadanía cuentan. Uno de los gestos más importantes que recomienda la OMS son lo relativos cambios en los hábitos de transporte: compartir coche, usar transporte público, usar más la bici o caminar son alternativas a los desplazamientos individuales. Son gestos trascendentales no solo para el medio ambiente, sino incluso para nuestro bolsillo, como reducir el consumo de carne (para reducir las emisiones de metano) o apagar las luces y los aparatos eléctricos y electrónicos cuando no se estén usando.

Reciclar seis latas equivale a contrarrestar las emisiones de CO2 emitidas por un tubo de escape durante diez minutos

Pero hay otras acciones de nuestra vida diaria que están muy relacionadas con la reducción de la contaminación del aire y que puede que no asocies, como es el reciclaje. Separar correctamente los envases en el hogar para su correcto reciclaje en las plantas y compostar materia orgánica que también hemos de tirar en su correspondiente contenedor puede contribuir a tener un ambiente mucho más limpio.

Y esta contribución tiene cifras: reciclar seis latas, seis botellas, tres botes de detergente u ocho botes de champú equivale a contrarrestar las emisiones de CO2 emitidas por un tubo de escape durante diez minutos. Al reciclar, evitamos toda la contaminación asociada a la extracción, transporte y elaboración de nuevas materias primas. De esta forma, no solo se contribuye a mejorar la calidad del aire, sino que además aminoramos las emisiones de CO2, causantes del cambio climático.

Más equivalencias: sabemos que en 2017 se reutilizaron más de 1.400.000 toneladas de envases, con lo que se consiguió evitar que llegaran a la atmósfera más de 1.200.000 toneladas de CO2. Y esto, de una forma entendible, es la misma cantidad de humo que hubieran emitido 400.000 coches durante un año, como explicamos en el siguiente vídeo de Estación laSexta.

El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra cada 5 de junio desde 1974, y es una de las fechas más importante del calendario de Naciones Unidas, que quiere concienciar sobre la protección del medio ambiente. Como cada año, se elige una acción común como símbolo de esta concienciación, así como un país anfitrión, en este caso China, en el que se celebran los actos centrales de la ONU.

En este año, centrado en la contaminación del aire, la ONU Medio Ambiente ha promovido el "desafío de las mascarillas" y las redes sociales se han llenado de fotos de gente con mascarillas o con la boca y la nariz tapadas. Una forma de crear un gran movimiento que cree conciencia sobre las personas, la industria y los gobiernos a encontrar soluciones de un problema que ha causado ya la muerte de millones de personas.