La investigación, dirigida por la Fiscalía Antidroga y el juzgado Central de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional, comenzó hace 22 meses, cuando los agentes incautaron 2.700 kilos de hachís y arrestaron a tres personas que transportaban el alijo desde las playas de Huelva hasta la zona en la que iban a almacenar la droga.
Esto situó a los agentes tras la pista de una organización dedicada al tráfico marítimo de hachís que distribuía tanto a nivel nacional como internacional, constatando, posteriormente, un entramado dirigido por un conocido empresario onubense con dos estructuras totalmente diferenciadas.
Una de ellas se dedicaba a los aspectos financieros recaudando dinero, blanqueando y financiando las actividades delictivas; la otra rama se encargaba del transporte, almacenamiento y distribución de hachís por todo el territorio nacional y estaba dirigida por un mecánico naval.
Tras continuar con las pesquisas en una segunda fase de la investigación se tuvo conocimiento de la infraestructura con la que contaban, destinada a introducir embarcaciones semirrígidas por el río Piedras, a la altura del municipio de Cartaya (Huelva).
El empresario contactaba con proveedores marroquíes y negociaba los términos de los transportes de droga, ofreciendo seguridad y garantías para la llegada de la mercancía a tierra firme.
Posteriormente la rama operativa se comunicaba con el empresario a través de teléfonos encriptados o personas que servían de enlace para asegurarse confidencialidad y preparaban dispositivos de vigilancia terrestre, marítima y aérea para asegurar la introducción de la droga.
Una vez que el hachís era introducido en España se procedía a su distribución y venta, para lo que la organización recibía un código desde un teléfono de Marruecos, impreso también en los fardos de mercancía, el cual indicaba la cantidad pagada y su calidad, de este modo sabían qué partida de droga debía distribuir a cada uno de sus múltiples clientes.
La última fase consistía en blanquear los ingresos a través de diferentes establecimientos hosteleros, lo que permitía a los miembros de la trama justificar la posesión de inmuebles, vehículos y medios aéreos.
Fruto de las pesquisas los agentes tuvieron conocimiento de que los investigados planeaban introducir el pasado agosto una gran partida de droga mediante el empleo de una lancha rápida, por lo que se estableció un dispositivo de vigilancia en el río Piedras.
En total fueron incautados 73 fardos de hachís con un peso aproximado de 2.300 kilos, se detuvo a dos de los participantes en el alijo y se recuperaron los dos vehículos utilizados, uno de los cuales había sido sustraído en Málaga.
Finalmente la tercera fase de la investigación culminó con 11 entradas y registro en Huelva, y en las localidades onubenses de Cartaya y Almonte, y la detención de 9 personas, 7 en Huelva y 2 en Santa Cruz de Tenerife.
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