Un jurado del condado de Dallas declaró culpable de asesinato al expolicía que en abril del año pasado abrió fuego contra un vehículo en el que se encontraban cinco adolescentes afroamericanos desarmados, provocando la muerte de uno de ellos.

Roy Oliver, expulsado del Departamento de Policía de Balch Springs, argumentó frente a la corte que vio moverse el vehículo hacia su compañero y "creyó que estaba en peligro", por lo que abrió fuego e impactó contra Jordan Edwards, de 15 años, que estaba sentado en el asiento del copiloto.

Una patrulla de policía había acudido al lugar de los hechos ante la advertencia de una fiesta en la que los menores estaban consumiendo alcohol.

Tras disolverla, oyeron unos disparos que, días más tarde, las autoridades confirmaron que se produjeron en una residencia de ancianos cercana al vecindario.

Precisamente fue la pareja de patrulla de Oliver, Tyler Gross, quien desmontó la teoría del peligro, ya que en su testimonio dijo que "nunca" temió por su vida ni sintió la necesidad de utilizar su arma.

La Fiscalía describió al acusado en su informe como una persona fuera de control, que estaba buscando "una razón para matar".