Ibrahim ha saltado la valla de Melilla esta misma semana. Para pagar su 'viaje', su familia ha quedado arruinada. Una vez en la frontera no les queda otra que intentar saltar la verja para poder pagar su deuda. "Vine a España porque necesito trabajo, pero no hay trabajo. Mi madre está en Mali, pero no hay dinero", explica Namatjara, otro malí recién llegado.
Dicen que el camino no ha sido nada fácil. Entre otras cosas, denuncian que la policía de Marruecos ha sido muy violenta con ellos. Musata desvela que "es muy difícil, siempre los marroquíes golpear a mí. Siempre nos han golpeado".
Ahora esperan en un centro temporal de acogida de inmigrantes a que se decida su futuro. Si son repatriados y todo el viaje, pasando hambre, sed y jugándose la vida ha sido en balde o logran quedarse en España. Mientras, otros al otro lado de la valla esperan su oportunidad.
Vallentine quiere cruzar la frontera, pero no sólo. "Para mí no es difícil cruzar, el problema es mi mujer y mi niño", explica. No es la primera vez que lo intenta. Ya lo hizo a nado en febrero, pero le dispararon. "Tuve un problema con la Guardia Civil. Me dispararon, y en ese momento, sentí dolor en mi pierna... Me dispararon con una pistola".
A un lado y a otro de la valla de Melilla, que para ellos separa la miseria de una vida mejor, todos nos dicen lo mismo sin que se les quiebre la voz. Todos los años intentando cruzar la frontera hay muchos muertos, pero quedándose en sus países de origen el hambre mata a muchos más.
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