Los sacerdotes imputados por supuestos abusos a menores sospechaban que les habían pinchado sus teléfonos, por eso se empeñaban en ponerse en el papel de víctimas mientras hablaban. La periodista Amina Nasser cuenta como "ponen al denunciante como el delincuente. "Es un iluminado, como el Pequeño Nicolás, si el papa le está dando estos vuelos estamos apañados", comentan en las escuchas.
Francisco José Campos es uno de los párrocos apartados temporalmente por el Arzobispo y pone en duda varias veces el tratamiento que el Papa le dio a la víctima. "El papa ha metido la pata. Si el papa, que es el juez supremo de la iglesia, pide perdón, significa él ya ha condenado".
Piden a sus familias que no vean las noticias, y afirman que ya lo han puesto todo en manos de los jueces y de la iglesia. "Sabemos que es un delincuente que quiere hacernos daño. Nosotros ya estamos moviendo los hilos por los cauces que tenemos que hacerlo", dijo a sus familiares.
En dichas conversaciones también se escucha a Román, el supuesto líder del clan de los Romanones, nervioso ante su inminente detención y diciendo que "incluso la Policía va a detenernos, es demencial". Manuel Morales, el tercer párroco apartado, pide a familiares y allegados que hagan llegar cartas a su favor al Papa Francisco.
Las conversaciones son parte de un sumario de más de mil páginas con pruebas que el abogado de la defensa usará para pedir que sean juzgados no solo por abusos, sino también por asociación ilícita. José Manuel Vidal, directos de Religión Digital, afirma que se demuestra como "algunos de ellos son un clan trabajan de manera organizada".
Según la defensa de los doce imputados, la acusación solo se basa en el alto nivel económico de los acusados y que no se podrá sostener en un juicio.
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