El Centro de Estudios Demográficos de la Autónoma de Barcelona cuestiona en un estudio los indicadores oficiales de pobreza en España que señalan un aumento del 20% al 22% entre 2004 y 2014, y eleva la cifra de españoles en situación de pobreza de los 10,2 millones de las cifras oficiales a 14,7 millones, un aumento del 45 %.
Las cifras oficiales de pobreza, según el estudio que publica la revista Perspectivas Democráticas, "no refleja de forma adecuada los cambios en la economía española a raíz de la crisis". Según el estudio, las cifras oficiales no usan el umbral de pobreza en los niveles de 2009, al inicio de la crisis, y se pregunta "cómo es posible que los indicadores oficiales de pobreza no sean sensibles a una de las crisis económicas más impactantes de las últimas décadas en España, ya que las medidas oficiales se han mantenido tercamente estables a lo largo de la última década".
En los países de la UE se considera que una persona es pobre oficialmente si su nivel de ingresos es inferior al 60 % de la media de ingresos del país. "El grave inconveniente de estas medidas es que sólo tienen en cuenta la posición relativa de los individuos, independientemente de los niveles absolutos de ingresos, por lo que son completamente insensibles a los períodos de expansión y contracción por los que ha pasado la economía española en los últimos diez años", ha denunciado Iñaki Permanyer, investigador del CED-UAB.
Según los investigadores, "vale la pena" medir la pobreza económica empleando un umbral de pobreza del año 2009 tomando como referencia el nivel de vida en el inicio de la crisis. Entonces los resultados son que entre 2010 y 2014 el número de personas pobres pasa de 10.206.684 a 14.794.664, con un incremento absoluto de 4.587.980 individuos, un incremento relativo del 45 % respecto a la cantidad inicial.
El estudio analiza la evolución reciente de los niveles de pobreza en función de tres características básicas: la edad, el país de nacimiento y la educación y concluye que el incremento de la pobreza ha sido particularmente fuerte para los niños y la población en edad laboral, las personas sin estudios universitarios y los nacidos en el extranjero.
Los jubilados constituyen el sector de la población por grupos de edad que menos parece haber sufrido el impacto de la crisis económica, según el estudio, que alerta de que los niveles de pobreza infantil y juvenil aún serían más altos de no ser por unos patrones de corresidencia entre generaciones que favorecen la convivencia con los padres hasta edades muy avanzadas.