El juicio contra el español Daniel Sancho en Tailandia por el supuesto asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta quedó este jueves visto para sentencia, que se leerá el 29 de agosto, tras casi un mes de un intenso y mediático proceso.
Sancho se sentó en el banquillo de los acusados del Tribunal Provincial de Samui (sur de Tailandia) ocho meses después del supuesto crimen en la cercana isla de Phangan, un juicio celebrado con algunos sobresaltos pero sin sorpresas destacables tanto por la parte de la Fiscalía como de la defensa. Estas son las claves del proceso, que comenzó el pasado 9 de abril y finalizó hoy con un alegato del acusado.
Juicio a puerta cerrada
El primer día del juicio el magistrado, cuya identidad es confidencial, decidió que el proceso se celebrara a puerta cerrada y prohibió a los asistentes filtrar información sobre lo que ocurría dentro de la sala so pena de cárcel.
La decisión, tomada para evitar "juicios paralelos", según pudo saber EFE, tuvo lugar en medio de una gran presencia de medios de comunicación en Samui, sobre todo en la primera y última semana, en un caso que acaparó los focos al ser el acusado hijo y nieto, respectivamente, de los famosos actores españoles Rodolfo Sancho y el fallecido Sancho Gracia.
En contraste, su seguimiento fue prácticamente inexistente por parte de los medios tailandeses, que sí se hicieron eco de la noticia cuanto tuvo lugar el supuesto asesinato, el pasado 2 de agosto.
Crimen premeditado o defensa propia
El asunto clave del proceso giró, como se anticipaba, en torno a la premeditación del asesinato, de lo que acusa a Sancho la Fiscalía y delito que Tailandia castiga con hasta la pena de muerte, si bien apenas la aplica.
El fiscal, Jeerawat Sawatdichai, trató de demostrar en la fase inicial que Sancho premeditó el asesinato de Arrieta, en parte convocando a testigos de la compra de cuchillos, una sierra y otro material en Phangan el día antes de los hechos, si bien ha admitido en los últimos días la dificultad de probarlo.
La defensa de Sancho, representada en Tailandia por el abogado de oficio Apichart Srinual, alegó que el español actuó en defensa propia y que la muerte de Arrieta, que luego fue descuartizado, se debió a un accidente durante un forcejeo iniciado cuando, según el acusado, el cirujano trató de violarle.
Problemas con el aire acondicionado y la traducción
La celebración de la vistas se vio interrumpida primero por el Año Nuevo Budista (12-17 de abril) y después por un asunto más imprevisible, un fallo eléctrico el 24 de ese mes que dejó a la corte unos días sin aire acondicionado, durante una ola de calor en Tailandia.
Otra dificultad más esperable fue la traducción en la sala. En un primer momento Sancho disponía de una intérprete del tailandés al español por videoconferencia, obstáculo para la fluidez del proceso, por lo que después se cambió por traducción al inglés in situ.
Finalmente la defensa contrató para la última semana a una traductora del español al tailandés, con Sancho declarando tanto en inglés como en su idioma materno.
Proceso más corto y más testigos de la Fiscalía
En parte por estos motivos el proceso ha acabado teniendo tres vistas menos de lo previsto, doce en total, y ha acabado un día antes de la fecha programada. El juicio también ha contado con un número menor de testigos que el presentado en las listas preliminares, debido a una merma considerable por la parte de la defensa.
Mientras la Fiscalía llamó a declarar a veintiocho personas, la defensa ha contado con siete más el propio acusado.
Entre las bajas de la defensa se encuentra Rodolfo Sancho, que acudió a todas las vistas, así como un psicólogo experto en abusos sexuales y un testigo protegido, supuestamente acosado por Arrieta, rechazados por el juez por no estar vinculados con el caso.
Testimonio y alegato de Sancho
El juicio también ha estado marcado por un papel muy activo de Sancho, quien pudo hacer preguntas a los testigos y que prestó declaración los pasados martes y miércoles, respondiendo primero a la defensa y luego a la acusación. El fiscal se mostró incisivo con el español y trató de desmontar su argumento de la defensa propia, además de preguntarle por sus creencias religiosas, en un país fundamentalmente budista como Tailandia, que valora de forma especial la confesión.
Tras su testimonio, Sancho- que negó durante el juicio que mantuviera una relación sentimental o sexual con la víctima - realizó el último día un alegato final de unos 45 minutos, en el que expresó arrepentimiento y volvió a alegar que actuó en defensa propia. El caso quedó ha quedado visto para sentencia, que no se publicará hasta el 29 de agosto, pues ambas partes disponen ahora de dos meses para presentar alegatos finales por escrito.
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