Agentes de la Guardia Civil han registrado el chalet de Majadahonda donde creen que el propietario, Bruno Hernández, pudo asesinar a Adriana Gioiosa. La mujer, de 55 años y nacionalidad argentina, residía como inquilina de Hernández.

La Guardia Civil cree que el propietario del inmueble podría haber diseñado una minuciosa coartada para justificar la desaparción de su última inquilina, dejando una carta en la hamburguesería donde trabajaba asegurando que se daba de baja de forma voluntaria. Incluso viajó a Barcelona con el móvil de la víctima para dejar rastro en los repetidores de telefonía movil.

Durante el registro se han encontrado restos de sangre en una picadora industrial que Hernández tenía en el garaje. Las muestras serán analizadas para compararlas con el ADN con el de la familia de Adriana. El  podría haberse deshecho del cuerpo en bolsas de basura, por lo que la Guardia Civil ha peinado también el vertedero de Pinto a lo largo de estos días.

Además, se han encontrado los contratos de alquiler de otras tres mujeres de las que no hay rastro. Se especula con que el presunto asesino de Gioiosa esté involucrado también en esas desapariciones.