El director de comunicación de la reserva, Rodolfo Navarro, ha explicado que en el seguimiento diario que se realiza a la manada, el director del centro, Carlos Álamo, que se encarga de su alimentación y cuidados, detectó que los bisontes tenían un comportamiento extraño y que había ejemplares desaparecidos.
Comenzaron entonces su búsqueda en todoterrenos por la reserva, de 365 hectáreas, el equivalente a una superficie de unos 400 campos de fútbol, hasta que encontraron al macho alfa, el ejemplar "más grande, sano y bonito", decapitado y se habían llevado la cabeza.
Inmediatamente presentaron una denuncia ante el Seprona de la Guardia Civil. Los agentes no encontraron ninguna bala ni en el cuerpo del bisonte decapitado ni en la zona. Por ello, sospechan que pudo haber sido envenenado dado que era el primero en comer y el que más cantidad ingería y, por tanto, el primero en sufrir los efectos del veneno.
El resto de la manada, que se encuentra también enferma con diarreas, ya está siendo atendida por veterinarios. Además, siguen sin encontrarse otros tres ejemplares. El recinto estaba protegido con una valla cinegética para evitar que se escaparan los animales aunque Navarro ha apuntado que era relativamente fácil que los desconocidos pudieran colarse dado además el gran tamaño de la reserva.
El último ejemplar en libertad falleció en 1919 en Polonia y entonces sólo quedaban 12 ejemplares protegidos en diversos zoos. Por ello, cuatro años más tarde, en 1923, se creó la primera Asociación de Bisonte Europeo para tratar de proteger esta especie.
Otro gasto más
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