Redes de pesca de varios metros de longitud convertidas en trampas para la fauna marina. Son los desechos que se encuentran en las profundidades de las costas españolas.

Es lo que se conoce como pesca fantasma. Estas redes quedan abandonadas en el fondo marino y eso sigue dañando el ecosistema. "Son muy peligrosas porque la fauna marina se puede enredar", explica José Manuel Barros, fundador de Mar de fábula.

Más de 130.000 ejemplares de focas, leones marinos e incluso ballenas, quedan atrapados o sufren mutilaciones por estas redes. Pero también las aves marinas se ven afectadas al quedar enganchadas a estos materiales.

En algunos casos son los propios buceadores quienes rescatan a estos animales, pero en otros finalmente mueren asfixiados. Según la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, estos residuos superan las 600.000 toneladas y alcanzan el tamaño de un estadio de fútbol.

Este material fantasma tarda en desaparecer de los océanos. Su descomposición en microplásticos comienza a partir de los 600 años: "Yo les llamo criaturas caóticas porque son animales de plástico que nos están invadiendo", defiende Barros.

Problemas para los animales marinos y también para el hombre, por el riesgo que suponen estos residuos para los barcos que faenan en el mar.