"Es como una pesadilla de que la que no puedo despertar". Con sangre fría, interpreta el papel de víctima ante las cámaras para denunciar la desaparición de sus dos hijas de 3 y 4 años y de su mujer embarazada.

A Shannan, Bella y Celeste se les vio por última vez el 13 de agosto. Chris, marido y padre, aparece en televisión desesperado un día después de la desaparición. "Quiero que mi familia vuelva a casa. Quería ver a los niños, abrazándome en el suelo".

Al día siguiente, el 15 de agosto, lo detiene la Policía y horas después confiesa el asesinato de su mujer y añade que lo hizo en un ataque de rabia después de que ella asesinara, dice, a sus dos hijas.

A las niñas las había escondido dentro de tanques de petróleo en la empresa donde trabajó. El de la mujer, en una fosa cercana. Ahora se enfrenta a nueve cargos criminales.

Watts mantenía una relación extramatrimonial con una compañera de trabajo y había hablado con su mujer de separarse. Aún así el sábado pasado iban a celebrar una fiesta para anunciar el sexo del bebé en camino.

Ahora el fiscal estudia si se pedirá la pena de muerte para él en un estado donde no se aplica desde hace más de 40 años.