Parece digno de paradoja que, en tiempos de incertidumbre política y con una falta de predisposición visible en el planteamiento de pactos de gobierno, se cumplan, por mera coincidencia, 40 años del nombramiento de Adolfo Suárez como primer presidente del Gobierno de la democracia española.

La ironía del asunto nos remonta al año 76. Ante las turbulencias políticas y un discurso conservador castigado por los años franquistas, el rey Don Juan Carlos no quiere a Arias Navarro al frente del Gobierno.

Tiene al candidato perfecto en mente para ser el primer presidente del Gobierno de la Democracia. Uno de su generación, que conoce el sistema franquista pero busca renovar el sistema a partir de una especial ambición política. Cuando Arias Navarro dimite, Adolfo Suárez, con 43 años, recibe una llamada a su despacho. El rey quiere que vaya a visitarle. Quería que se convirtiera en el primer presidente de la democracia española.

El 'cambio' de última hora en la lista de aspirantes a la Presidencia no es bien recibida por todos. Factor que no impedirá a Suárez, con el apoyo de los grupos democristianos del régimen franquista y el apoyo de Alfonso Osorio, anunciar finalmente la constitución de Gobierno.