Eider Gardiazabal (PSOE), Carolina Punset (exmiembro de Ciudadanos), Marina Albiol (IU) o Estefanía Torres (Podemos) fueron madres esta legislatura y explicaron que durante su baja se quedaron sin votar en asuntos sobre los que llevaban mucho tiempo trabajando por la negativa de la institución al voto telemático.

Para Albiol, "la ausencia de estos mecanismos no es más que un reflejo de la realidad social que claramente castiga a las mujeres que deciden ser madres, puesto que ninguno de los diputados hombres que son padres se ven igualmente afectados".

Esa reflexión también la comparte Punset, quien dijo que la falta de voto delegado "es un síntoma más de que a los problemas de las mujeres no se les presta atención". "Si los hombres dieran a luz, siendo como son mayoría aplastante en el hemiciclo, no hay duda de que el problema no existiría en dar luz verde al voto telemático", señaló la eurodiputada independiente.

Torres llamó la atención sobre que al no existir esa posibilidad "no hay baja real, porque nadie puede sustituirte". "Mi partido y por tanto también mi grupo político en la Eurocámara pierde un voto en cada votación a la que no acudo", llamó la atención la eurodiputada de Podemos, que añadió que "es vergonzoso que una institución en la que a diario se habla de la importancia de la igualdad penalice a las mujeres de esta forma, negándoles la posibilidad de participar de forma alguna".

Gardiazabal reflexionó que la falta de voto telemático tiene mucho que ver "con la cultura machista que hay en general en la vida y en particular en las instituciones". "Además, en el Parlamento Europeo siempre ha habido muchos más hombres que mujeres y, además, hombres mayores. Afortunadamente, eso va cambiando", apuntó la eurodiputada socialista vasca.

Destacó, asimismo, la paradoja de que exista el voto telemático en España, pero no en la Eurocámara, dado que precisamente la tarea del eurodiputado exige viajes constantes desde el país de origen hasta Bruselas y Estrasburgo (Francia).

En su caso, explicó Gardiazabal, se tuvo que quedar a vivir en Bruselas y viajar desde ahí en tren a los plenos de Estrasburgo para ya, en el último momento, ir en coche hasta Bilbao para dar a luz.