A través de la valla en Melilla no solo arriesgan su vida decenas de adultos, muchos menores también huyen de la miseria en busca de un futuro. Hace unos meses conocimos el caso de Mireille, una adolescente de 15 años de Camerún, la primera menor que consiguió cruzar al lado español. Pero su caso no es aislado.
El sábado un niño de solo seis años de origen sirio fue interceptado en una de las puertas de la valla. ¿Qué pasa con estos niños? Son llevados a la casa de acogida La Milagrosa, situada a unos metros del centro de inmigrantes, donde hoy viven más de 200 menores, un 80% por encima de su capacidad y sin recursos suficientes para todos.
Tanto es así que no son pocos los casos de adolescentes que acaban escapando de sus muros. ONG melillenses confirman esta situación de hacinamiento y abandono pero lo peor para estos niños está por llegar ya que “con 18 años se ven abandonados en la calle, porque se les pone en la calle con lo puesto” asegura José Alonso, de la asociación de Derechos Humanos de Melilla.
Otra de las caras de este drama humano para el que sigue sin haber soluciones concluyentes. La propia Guardia civil acusa al Gobierno de poner solo parches a la situación.
Y mientras se decide qué hacer en Ceuta y Melilla la realidad en la frontera continúa. En la noche de este domingo se han producido dos amenazas de salto lo que hace probable que nuevos grupos de inmigrantes intenten entrar en los próximos días.