La Audiencia de Pontevedra ha decretado este miércoles la puesta en libertad provisional de Feliciano Miguel Rosendo da Silva, líder de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, conocida como los 'Miguelianos', a la espera de sentencia. El próximo 11 de diciembre habría cumplido el periodo máximo de cuatro años de prisión provisional.

Todavía no ha trascendido si saldrá de prisión inmediatamente y por el momento ni los abogados de la defensa ni de la acusación particular se han pronunciado. Como medidas cautelares, el tribunal le ha impuesto comparecencias quincenales y la prohibición de salir del territorio nacional, hasta que se dicte la sentencia, según han informado fuentes del Tribunal Superior de Galicia.

El juicio contra Miguel Rosendo y otras seis personas quedó visto para sentencia la semana pasada tras 30 sesiones de juicio en la Audiencia Provincial de Pontevedra, en las que, además de los acusados, testificaron 118 personas, entre testigos y peritos. A Rosendo, de 66 años, se le atribuyeron los delitos de asociación ilícita en concurso con blanqueo de capitales, abusos sexuales, estafa y contra la integridad moral por los que el fiscal pide para él 66 años de cárcel.

Además, el representante del ministerio público pide para Ivana Lima, Iria Quiñones, Belén Esmerodes y José Carlos Acevedo dos años de prisión por asociación ilícita, delito que también atribuye a Dolores Espiñeira y Esteban Riobó. Para estos dos últimos, el fiscal reduce la petición de cárcel de dos años a once meses, junto con una multa de 2.160 euros.

La Orden y Mandato de San Miguel Arcángel fue reconocida por la Diócesis de Tui-Vigo en julio de 2009 como asociación pública de fieles con derecho diocesano. Ésta Diócesis, que figura en la causa como responsable civil subsidiaria, tuvo conocimiento de unas supuestas irregularidades en diciembre de 2012 y para comprobar su veracidad nombró a un visitador canónico.

La Iglesia se basó en el informe de este visitador canónico para apartar cautelarmente a Miguel Rosendo por su "conducta moral", y no fue hasta que estalló el escándalo cuando retiró su apoyo a esta organización y a su derivada, llamada Serviam, que se había establecido en Madrid.