Comienza el juicio contra el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva (PP). Está acusado de desobediencia por no dar marcha atrás a unas obras en el edificio protegido donde vive, tal y como lo pedía una sentencia. El popular León de la Riva ha asegurado que mandó ejecutarla. El polémico alcalde se enfrenta por este caso a un año de inhabilitación.

De la Riva ha afirmado que se limitó a decir que se cumpliera a la mayor brevedad la sentencia que declaraba ilegal la transformación de unos trasteros en áticos en el edificio en el que vive y obligaba a restituirlo a la situación anterior.

El alcalde, que ha entrado al juzgado por la puerta lateral, se ha sentado en el banquillo del Juzgado de lo Penal 2, en un juicio que ha levantado expectación vecinal y mediática y en el que el regidor, de 69 años, que apura el final de su quinto mandato y que aspira a un sexto al frente de la Alcaldía, ha insistido, a preguntas a la fiscal, en que "hizo lo que le dijeron que tenía que hacer".

A menos de un mes de las elecciones y con su futuro político en juego, ya que de ser condenado supondría su inhabilitación automática como cargo público, De la Riva ha reiterado que "siempre preguntaba a la concejal cómo iba el tema, ya que las sentencias hay que cumplirlas. Esa era mi obligación y decisión", ha zanjado.

Los hechos se remontan al 2008, cuando el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad declaró ilegal la rehabilitación de un céntrico edificio de Valladolid, en el que el alcalde tiene su vivienda, y obligó a restituir a su estado original, entre otros elementos, unos trasteros convertidos en áticos, lo que no se cumplió hasta 2014, cinco años después y tras cinco requerimientos al regidor para que lo hiciera.

Visiblemente incómodo ante algunas de las reiteradas preguntas que le ha hecho tanto la fiscal como el abogado de la acusación popular sobre su responsabilidad en el caso, el alcalde de Valladolid ha observado que se abstuvo en aquellas cuestiones en las que así lo indicaron desde la vicesecretaria o secretaria de Consistorio por ser vecino del edificio afectado por la sentencia.

Ha rechazado que tuviera "ningún interés en demorar el cumplimiento de la sentencia" e incluso ha ironizado con que si había alguien interesado en que las obras concluyeran era él como vecino del séptimo piso, por lo que "cuando notaba que aquello no funcionaba llamaba y pedía explicaciones", lo que no podía era "ponerse el casco y coger la piqueta".