Ocho días antes de ser detenido, Ignacio González ordenó destruir las pruebas que lo relacionaban con la Operación Lezo, según informó Eduardo Inda en laSexta Noche. "Lo hizo cuando le chivaron que le estaban investigando por el tema del Canal de Isabel II", explica el periodista.

Según OK Diario, el expresidente de la Comunidad de Madrid mandó a una empleada del Canal Isabel II deshacerse de los expedientes de las operaciones en Latinoamérica. Archivos comprometedores que demostraban la compra hipervalorada de INASSA, la filial latinoamericana del Canal.

Otro punto destacado del auto es el millón de euros que Ignacio González pidió a la Agencia Informática de Madrid. Su exdirector, José Martínez Nicolás, negó cualquier relación con ese asunto en unas declaraciones al Tribunal durante la instrucción de la trama Púnica: "Yo no he estado en ninguna reunión en la que Ignacio González haya pedido un millón. Si eso ha ocurrido, yo no he estado. No tengo ese nivel de confianza".

El auto también desvela más irregularidades. En el año 2008, cuando se inauguran los Teatros del Canal, el presupuesto inicial de unos 50 millones añadió un sobrecoste que lo infló hasta los 76.

Lo mismo ocurrió en el complejo deportivo de Chamberí, donde González incluyó un campo de Golf no contemplado en el proyecto original con el que desvió fondos directos a su patrimonio.

El enriquecimiento personal de Ignacio González es otra de las aristas de la investigación. Junto a su mujer, Lourdes Cavero, habría ideado una empresa de gestión de guarderías, y estarían vinculados a través de terceros.

Ese lucro personal lo atestiguan unas conversaciones grabadas, donde la exdirectora financiera del Canal Maria Fernanda Richmond aseguraba que los ingresos de ambos no justificaban su alto tren de vida.

De las siete líneas de investigación abiertas por el juez Eloy Velasco, aparece el nombre de Eduardo Zaplana relacionado con una presunta estructura financiera para desviar fondos, algo que el expresidente valenciano niega tajante.

Comisiones irregulares, préstamos ficticios, sobrecostes y blanqueo, que implican a Ignacio González en el centro de lo que el auto llama "organización criminal".