La defensa define a Enrique Olivares como un "Robin Hood" moderno: que actúa contra el abuso de poder. Según la psiquiatra médico-forense que le ha examinado, el acusado sufre un trastorno mixto de la personalidad con rasgos narcisistas, antisociales y paranoides. Problemas mentales que no le impiden diferenciar entre el bien y el mal.

Ayer ante el juez, Olivares defendía que su mente no recuerda bien lo ocurrido. Entre gritos relataba la existencia de unas voces en su cabeza "que no le dejan en paz". Según el médico forense que lo atendió, el ataque de nervios durante la declaración fue totalmente fingido. Algo que niega la defensa de Olivares.

La acusación, que no se creyó el numerito, solicita una condena de 29 años de cárcel. Una visión compartida por la Fiscalía, que pide para Olivares 18 años de prisión.