No han pasado ni 24 horas de la firma y ya han empezado a sonar los tambores de guerra. El Gobierno, en titulares, se declara dispuesto a todo para evitar la independencia de Cataluña. Según el diario 'El Mundo', "el Gobierno baraja destituir a Mas y suspender la autonomía de Cataluña".

Sin embargo, con las cámaras delante, el discurso del Ejecutivo se modera. "Es tremendo estar en un debate europea hablando de la unión bancaria, de la unión fiscal, de la unión económica, de la unión monetaria o de la unión política, y que aquí haya quien hable de separación, de división y de desunión", dijo Mariano Rajoy.

Otros no entran al trapo, como Cristóbal Montoro. Y los que no pueden huir del micrófono, sólo esperan que se cumplan las leyes, como Alberto Ruiz Gallardón: "El Gobierno ni desea ni espera que haya un incumplimiento de la ley". Y José Manuel Soria: "Lo que va a hacer es preservar la legalidad".

Sin embargo, el titular ha sido incendiario para Esquerra Republicana, que ya ha amenazado con adelantar la consulta: "En estas circunstancias, lo necesario será que los ciudadanos de Cataluña anticipen la decisión de proclamarse un Estado".

Y ha sido en Madrid, en el Congreso, donde han sacado la artillería pesada. "Pretenden ahogarnos. Los servicios secretos españoles intentarán hacernos descarrilar. Lo harán todo, e incluso, lo harán de manera muy sucia, burda y amenazante", ha declarado Joan Tardá.

CiU, la otra parte del pacto, advierte de que sería muy difícil adelantar el referéndum, pero que no evita los reproches al Gobierno. Y Unió no ha dado señales de vida. Artur Mas, en su investidura, tendrá que elegir entre calmar las aguas o echar más leña al fuego.