De momento, hay mucha cautela en la sede del Partido Popular en Génova, donde nadie quiere adelantar acontecimientos tras la dimisión de 17 miembros de la Ejecutiva del PSOE críticos con Pedro Sánchez. La dirección del PP ve imprevisible el escenario surgido tras esta guerra abierta en el PSOE.
La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, no ha querido hacer ninguna declaración sobre lo ocurrido. "El Gobierno no puede comentar asuntos de otros partidos, no es nuestro cometido", ha indicado.
Por su parte, el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, ha asegurado que "desean lo mejor al PSOE. Es fundamental que haya un partido de izquierda moderada que sea fuerte y sea la alternativa al PP", ha dicho.
Sin embargo, aunque los dirigentes el PP han acordado no especular, algunos mantienen en privado que una hipotética investidura de Mariano Rajoy no tendría por qué verse favorecida porque una gestora asuma las decisiones del PSOE.
De hecho, temen que se pueda endurecer el tono con el líder popular a fin de justiciarse ante una militancia que podría poner las cosas difíciles a la nueva dirección socialista.