Lo quiso dejar claro el día de su investidura como nuevo alcalde de Cádiz, José María González, "Kichi", retiraba el crucifijo que presidía la mesa para jurar su nuevo cargo. También en Galicia, los nuevos alcaldes de "las mareas" han querido separar, desde su primer día, lo institucional de lo religioso.

Los ediles de Santiago, Ferrol y A Coruña no asistieron a la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia un día después de su nombramiento. El alcalde de Santiago de Compostela Martiño Noriegaafirma que "se trata de respetar lo que es libertad de credo de todo el mundo, incluído también de los cargos públicos". Es la línea laica que defienden algunos de los nuevos alcaldes elegidos tras el 24 de mayo.

En Barcelona, Ada Colau anunciaba esta semana que la misa de las fiestas de la Mercè no formará parte del programa institucional. Colau asegura que "hay que separar la práctica religiosa, que pertenece al ámbito privado, de las prácticas institucionales. Por ello este Gobierno no tendrá presencia institucional en esta misa".

En Zaragoza, el nuevo equipo de Gobierno quiere que sus concejales no estén obligados a asistir a actos religiosos, como la tradicional misa de El Pilar, en representación oficial. Luisa Broto, vicealcaldesa de Zaragoza, asegura "los que no quisieran, no aparecerían y no sería obligatorio que apareciera la corporación como se recoge en el artículo actual que queremos reformar".

Y en Valencia no descartan participar aunque no presidiendo actos como la ofrenda a la Virgen de los desamparados.Pere Fuset, concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Valencia asegura que estarán "al lado de las manifestaciones culturales, pero nunca presidiéndolas". Pequeños gestos que, aseguran, son un acto de respeto al sistema "aconfesional" recogido en la Constitución.