El alcalde de Santiago de Compostela, Martiño Noriega, se ha negado a cruzar  el umbral de la Catedral de Santiago, amparándose en su laicidad para evitar presidir la misa tradicional del Día de Galicia. Es la primera vez en la historia que sucede algo así. Martiño Noriega ha admitido que "sería hipócrita si dijera que el formato es un formato que a mí me agrada. No me agrada, entre otras cosas, porque yo creo que representa ciertos simbolismos que ya están superados en la sociedad civil".

Noriega, de la plataforma Compostela Aberta, sí ha recibido al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo y al resto de autoridades pero desde la Plaza del Obradoiro. En lugar de asistir a la homilía, se ha retirado a su despacho y después ha asistido a la recepción en el Ayuntamiento. Núñez Feijóo le ha recriminado su actitud.

Por su parte, Núñez Feijóo ha actuado como representante político durante el acto religioso. "Nunca renunciaría a representar a mi tierra en el día de Galicia, y mucho menos a hacerlo en uno de sus símbolos indiscutibles, la catedral de Europa", ha explicado Feijóo.

En un año algo deslucido por las obras de la catedral y marcado además por el segundo aniversario del accidente del tren en Angrois, el presidente Mariano Rajoy ha mostrado su cariño a las víctimas a través de un artículo que publica un suplemento del Correo Gallego.

En paralelo a esta festividad, se ha convocado la manifestación del Día da patria galega, que ha reunido a dirigentes independentistas con reivindicaciones de soberanía. El presidente de la Xunta y Martiño Noriega se volverán a ver las caras el martes en una ronda de visitas a los alcaldes de la región. Y ya han tenido el primer roce con esta reivindicación aconfesional.