ETA fue descabezada en una operación policial para detener a sus últimos líderes y terminar de clavetear el ataud de la banda, y el cómo finiquitar este trance sigue provocando controversia y división de opiniones.
Un sector muy importante de las víctimas del terror etarra sigue reclamando justicia. "Queda mucho por cumplir, no les podemos dar por dejar de matar lo que han conseguido matando, sería lo peor para la democracia y las víctimas", comenta una víctima.
La izquierda abertzale reconoce el daño causado y sigue sin condenar la actividad de ETA. Además, sigue abonada a sus reivindicaciones y siguen pensando que "la puesta en libertad de los presos es un objetivo a conseguir".
Nadie renuncia a sus máximos y los presos, continúan en el centro del problema. Ellos son la llave que puede cerrar esta negra historia. Aitor Esteban, portavoz de PNV en el Congreso, cree que al próximo gobierno le va a tocar afrontar ese cierre ordenado y hacer una aplicación más inteligente de la política penitenciaria".
Aún con eso, quedaría la escenificación del final, pero ETA se resiste a entregar su arsenal y su disolución, cuatro años después, nunca termina de llegar.