Agentes Medioambientales del Ministerio de Transición Ecológica y de la Guardia Civil han detectado en una noche tres caudalímetros manipulados en pozos de explotaciones agrícolas del Alto Guadiana. "Es complicado dar con ellos porque los ponen en momentos precisos, en los que necesitan más riegos. Hay que pillarlos infraganti", explican fuentes cercanas a esta operación de control.

En el vídeo principal que acompaña a esta noticia puedes ver cómo los agentes destapan un caudalímetro y encuentran un calcetín sospechoso pegado a su carcasa. Dentro de él, hay un imán muy potente. Con él, el regante está paralizando el funcionamiento de este aparato y, por lo tanto, el conteo de agua que se está consumiendo para el riego. Se trata de una estrategia de pillería para consumir más agua de la que tiene asignada para sus cultivos.

Estos caudalímetros adulterados se encontraban en diferentes poblaciones de Cuenca. Entre ellas, La Alberca de Záncara y Las Pedroñeras. En esta última localidad, cultiva Agustín Plaza, quien nos enseña su caudalímetro y los diferentes precintos con los que cuenta para que no sea manipulado. Los compañeros que utilizan estos trucos, asegura, perjudican al resto de agricultores. "Tenemos muy poca agua a repartir en esta zona y, con esto, mucho menos. Tenemos que elegir entre un campo y otro. Uno se queda sin regar por regar el otro", lamenta Plaza.

Los acuíferos del Alto Guadiana son de los más afectados en España por la sobreexplotación y la crisis climática. Por ello, se persiguen este tipo de prácticas. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, Samuel Moraleda, advierte de que estos actos "ponen en peligro la subsistencia de las propias explotaciones agrarias". "Estamos padeciendo una sequía extraordinaria y estamos en alerta por la escasez de estos recursos", subraya.

Desde esta confederación indican que, desde que comenzó la campaña de riego el pasado mes de abril, ya han detectado 14 manipulaciones, la mayoría realizadas con imanes. Además, hay algunas en las que se usan alambres u otros objetos con los que atascan las hélices por donde pasa el agua en el tubo del contador. También se utilizan técnicas más sencillas, como realizar un agujero en su sistema de relojería para modificar los números manualmente.

Las multas por manipular los caudalímetros oscilan entre los 50.000 y 70.000 euros, además de la pérdidadel derecho de regadío.