Con disparos dispersa las protestas la Policía keniana en barrios de Nairobi que parecen zonas de guerra. En el otro lado, grupos de manifestantes que se defienden tirando piedras que acusan a Uhuru Kenyatta, el presidente del país, de haber amañado las elecciones.

Fuentes independientes hablan de más de 24 muertos en todo el país y acusan a las fuerzas de seguridad de violencia excesiva. Por su parte, la oposición eleva la cifra a más de 100.

Aseguran que la Policía está disparando fuego real. Médicos sin Fronteras confirma que varios de los heridos a los que han atendido tienen heridas de bala. Desde el Gobierno, el ministro de Interior Fred Matiang'i niega la mayor: "No son manifestantes, son criminales".

Los manifestantes son partidarios de Raila Odinga, líder de la oposición, y, como él, pertenecen a la tribu Lúo, una de las más numerosas del país. Denuncian que Kenyatta les tiene abandonados.

Los disturbios recuerdan a lo que pasó en 2007, cuando Odinga también perdió aquellas elecciones entre acusaciones de fraude. Las protestas derivaron entonces en un conflicto étnico que acabó con más de 1.200 muertos.