17 de julio. Es la fecha máxima que tiene la administración Trump para dejar en libertad a los menores que actualmente viven en los tres centros de detención de familias que hay en el país.

La causa es el coronavirus. En estos centros duermen literas que están muy juntas y comen en cantinas grupales. De hecho, al menos 11 residentes de un centro han dado positivo y hay otros tres en vigilancia. Entre ellos, un menor de dos años.

Una situación que lleva a una jueza federal de Los Ángeles a comparar la situación con un incendio: “Los centros están en llamas y no hay tiempo para medias tintas”. Su dictamen destaca los 20 días máximo que tiene el sistema para procesar el caso de cada menor. Un plazo que se incumple de pleno.

Son 124 los menores beneficiados, pero sigue sin ser suficiente para las asociaciones, porque no implica que se vaya a dejar en libertad a sus padres por lo que las familias se separarían. No es la primera vez que las condiciones de los centros de detención se cuestionan. La lucha contra la inmigración ha sido una de las banderas de Trump.

Bajo su mandato, el número de migrantes en estos centros ha descendido porque ahora se deporta directamente a los detenidos o se les obliga a esperar en México a que su solicitud sea procesada. En total, en todos los centros de detención del país, hay más de 2.500 casos positivos.