Han pasado 11 días y sin noticias del periodista saudí Jamal Khashoggi. Su pista se pierde en el consulado de Arabia Saudí en Estambul donde entra y desaparece. Si a eso le sumas que, ese mismo día aterrizan en Turquía, 15 agentes procedentes de Arabia Saudí, entre ellos un médico forense militar, y que de la sede diplomática solo sale un coche tintado de negro, la trama se complica.

"El régimen saudí lleva mucho tiempo persiguiendo fuera de sus fronteras a periodistas críticos y tememos que este sea un paso más allá todavía. Eliminar al mensajero y cortarle literalmente la cabeza" explica Alfonso Armada, presidente de Reporteros Sin Fronteras.

Ankara asegura ahora tener imágenes audiovisuales del asesinato de Kashoggi. Según un periódico turco, el periodista pudo haber activado en su reloj la función de grabación antes de entrar en el consulado. Un archivo enviado automáticamente a su teléfono en manos de su prometida, que estaba esperando fuera.

Desde la UE se exige una investigación transparente y exhaustiva. Ha ocurrido en continente europeo y eso es inaceptable. "Es inaceptable que en Europa que es un conjunto de países que respetan unas leyes que se han votado este tipo de casos ocurran" asegura Armada.

Si se confirma su muerte con él serían ya tres periodistas asesinados en el último año en el continente europeo. Como el joven eslovaco Jan Kuciak y su compañera Martina. Investigaba a la mafia calabresa cuando un sicario acabó con su vida, ella fue un daño colateral. Una bomba en malta silenciaba a la periodista Daphne Caruana. Y de nuevo la corrupción detrás del atroz asesinato.