Después de años de antagonismo sobre este espinoso asunto con el anterior presidente estadounidense, Barack Obama, Israel quería llegar a un acuerdo con Trump por el cual Washington le tolerase construir en los asentamientos judíos en territorio palestino, aunque se ha topado con que tampoco esta Administración lo ve con buenos ojos.
El jueves, después de fracasar los contactos, según la emisora pública, Netanyahu anunció a sus ministros que Israel se impondría a sí mismo restricciones en esta construcción, objeto de constantes condenas por la comunidad internacional y por los palestinos, que la consideran completamente ilegal.
De esta forma, el primer ministro les explicó que Israel tendrá en cuenta a partir de ahora las exigencias de Trump en cuanto a este tipo de actividad, que consisten en limitar el número de viviendas construidas y no hacerlo fuera de los límites urbanos ya definidos, con el fin de no suponga una ampliación territorial de la colonia.
En aquellos casos en los que no queden parcelas libres dentro de los asentamientos, se levantarán pegadas a la línea urbana ya edificada.
Netanyahu "endulzó" estas medidas para los colonos con el anuncio también de un nuevo asentamiento para los habitantes de Amoná -evacuada en febrero por orden judicial- y el comienzo de la venta de 2.000 viviendas por todo el territorio ocupado de Cisjordania de un paquete de 5.700 aprobadas hace dos meses.