Cónclave
¿Qué pasa después de cada fumata negra?
El cónclave para elegir al nuevo papa tiene absolutamente cada paso protocolizado. Y las fumatas marcan los siguientes pasos del proceso de elección papal.

Fumata negra en el Vaticano. Cuando de la chimenea de la Capilla Sixtina sale el humo de color negro, sabemos qué es lo que pasa: no hay papa. Para este cónclave, que ha arrancado este miércoles 7 de mayo por la mañana —aunque las primeras votaciones se han celebrado por la tarde—, 133 cardenales tienen que ponerse de acuerdo para señalar a un candidato perfecto para suceder a Francisco. Y lo tienen que hacer por mayoría: hasta que un candidato no obtenga dos tercios de los votos de los purpurados, no se da por finalizado el proceso de elección papal.
Sería extraño que un cónclave finalizara en las primeras votaciones y que la primera fumata fuera blanca. En el último siglo, han hecho falta entre tres votaciones (1939) y catorce (1922), si bien en los últimos años han sido menos: el papa Francisco necesitó cinco votaciones para ser elegido, mientras que su predecesor, Benedicto XVI, lo consiguió en cuatro. El anterior, Juan Pablo II, no fue elegido hasta la octava votación y su predecesor, Juan Pablo I, que fue papa sólo 33 días hasta que falleció, lo fue en la cuarta.
Así pues, lo habitual es que la primera fumata sea negra. Por ahora, tanto la primera como la segunda han sido de este color. Pero, ¿qué ocurre después de que el humo negro salga de la chimenea de la Capilla Sixtina? The show must go on. Después de cada fumata negra, continúa el proceso de votación.
En función de la hora a la que se emita el humo negro, ocurrirá una cosa u otra. Si la fumata negra se ve sobre el cielo del Vaticano por la tarde, sobre las 19:00h, aproximadamente, los cardenales se retiran a descansar —manteniendo el aislamiento— y se vuelven a reunir al día siguiente para proceder a las siguientes votaciones. Si esto ocurre a mediodía, sobre las 12:00h, se reanudan las votaciones en la misma tarde.
Si hay muchas fumatas negras... descanso
Si no se alcanza un acuerdo durante los tres primeros días, se prevé un día de reflexión y descanso. Esto implica unas 13 votaciones hasta que se 'paralice' el cónclave, algo que, de ocurrir, abriría un día de descanso el domingo 11 de mayo. Que haya 13 votaciones no quiere decir que haya 13 fumatas negras: por norma general, sólo hay dos fumatas al día, una a mediodía y otra por la tarde. Así pues, si el sábado no hubiera un papa elegido, habríamos visto siete fumatas negras antes del primer descanso.
Después de este parón, la siguiente ronda de votaciones sólo sería de siete: si en dos días sigue habiendo fumata negra, se descansa otra vez.
Llegados al punto de que se alcancen las 33 ó 34 votaciones, cambian las reglas del juego: se realiza una segunda vuelta directa y obligatoria, entre los dos candidatos que hayan obtenido más votos en la última votación. Eso sí, a diferencia de lo que ocurre en las segundas vueltas políticas, donde la mayoría necesaria pasa de ser absoluta a ser simple, aquí sigue siendo necesario alcanzar los dos tercios para que uno de los dos sea elegido papa.