Para los agentes de policía que estaban en el Capitolio de Estados Unidos el pasado seis de enero, durante el ataque, los asaltantes no son los únicos responsables de lo ocurrido. "Si contratan a un asesino a sueldo y él mata a alguien , el sicario va a la cárcel. Pero no solo el sicario va a la cárcel, sino la persona que lo contrató", ha afirmado el sargento Harry Dunn, uno de los agentes que estos días presta declaración ante el Comité de Investigación organizado por la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi.

Todos creen que no fue cosa de los asaltantes el ir hasta el Capitolio y tienen claro quién les envió. Otro de los policías, el sargento Aquilino Gonell, ha explicado durante su intervención lo que se escuchó durante el asalto: "Todos ellos nos decían, 'Trump nos envió'". Algo que también confirma Harry Dunn: "Les dije que simplemente se fueran del Capitolio, y en respuesta me gritaron: 'No, esta es nuestra casa. El presidente Trump nos invitó aquí".

Por ello, piden a la comisión que investigue hasta el final. Ellos no pueden hacerlo como oficiales del Capitolio ya que es el FBI quien tiene la jurisdicción.

También han aprovechado la Comisión en el Congreso para responder a las declaraciones de Trump que dos meses despuésseguía banalizando el ataque y afirmando en los medios de comunicación que los atacantes besaron y abrazaron a los policías del Capitolio.

Muchos de los policías todavía sufren los estragos de aquella dura jornada, tanto físicos como psíquicos, y no han dudado en dejarlo claro. "Todavía me estoy recuperando de esos abrazos y besos (...) Si eso fueron besos y abrazos, entonces todos deberíamos ir a su casa y hacerle lo mismo", ha expresado Aquilino Gonell.

Los demócratas saben que el tiempo juega en su contra, pensando ya en las elecciones de medio mandato. Por eso, o lo investigan a fondo ahora o "corren el riesgo de que haya un vuelco en las Cámaras y ya no puedan hacerlo", explica a laSexta el profesor universitario Pedro Rodríguez. Esta puede ser su última oportunidad para determinar, aunque sea solo en un papel, la responsabilidad que Trump tuvo en el asalto.