El consumo global de carbón tiene que haberse reducido un 95% a mediados de siglo con respecto a 2019, el de petróleo un 60% y el de gas un 45% para alcanzar la meta de que la temperatura media global no suba más de 1,5 grados centígrados.

Esa es una de las conclusiones del nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, centrado en las medidas de mitigación del calentamiento global y que concluye que las emisiones pueden reducirse a la mitad en 2030 si hay, entre otras cosas, cambios en el sector energético.

En el escenario más optimista, donde se logra no rebasar ese límite de los 1,5 grados (o se supera momentáneamente a mediados de siglo para bajar de ese umbral después), "casi toda la electricidad proviene de fuentes que no emiten carbono o con bajas emisiones", destaca el texto.

Para alcanzar las cifras del Acuerdo de París, el mundo tendría que invertir mucho en energía renovable y hacer recortes drásticos en las emisiones de gases de efecto invernadero en esta década, incluida una reducción masiva en el uso de carbón, petróleo y gas. Pero eso solo no sería suficiente. También sería necesario eliminar parte del dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera mediante el aumento de la cubierta forestal mundial, así como con tecnologías incipientes como la captura directa de aire. Estas rutas verían un pico de emisiones para 2025.

Las emisiones globales están en camino de alcanzar las 57 gigatoneladas por año para 2030, en lugar de las aproximadamente 53 gigatoneladas previstas en las promesas. Si los países no se mueven dentro de esta década para realizar sus planes climáticos nacionales, las emisiones tendrían que disminuir drásticamente después de 2030, en más de 1,4 gigatoneladas cada año, hasta 2050.