Trump quiso recuperarla
La mítica prisión de Alcatraz vuelve a abrir: las autoridades federales visitan el centro tras dar luz verde a su reapertura en California
El contexto El pasado mes de mayo, Trump ordenó la reapertura de este mítica prisión que, según aseguraba el mandatario en su red social, "servirá como símbolo de ley, orden y justicia. ¡Haremos a América grande de nuevo!".

El pasado mes de mayo, Donald Trump, presidente de EEUU, ordenó la reapertura de Alcatraz, la mítica prisión de máxima seguridad que usará como ejemplo de "ley, orden y justicia", una nueva ocurrencia de Trump que llegó tras las masivas expulsiones hacia El Salvador y Venezuela, y que se enmarca como una respuesta a la creciente tensión con el poder judicial, que ha resistido su ofensiva contra la inmigración irregular.
Así, y según escribió el mandatario en su red social: "Restaurar la ley, el orden y la justicia en Estados Unidos (...) La reapertura de Alcatraz servirá como símbolo de ley, orden y justicia. ¡Haremos a América grande de nuevo!". Sin embargo, ahora, se incluye un pequeño matiz: no solo encerrarán a criminales violentos y peligrosos, también a migrantes.
Ahora, este jueves 17 de julio, Pam Bondi, fiscal general de EEUU, y Doug Burgum, secretario del Interior, visitaron la prisión, donde publicaron en sus redes sociales fotografías de su visita. "Pasé el día en la isla de Alcatraz, un sitio del 'National Park Service', para comenzar el trabajo de renovación y reapertura del lugar con el fin de albergar a los criminales e inmigrantes ilegales más peligrosos", escribía Burgum en su cuenta de X.
"Una gran mañana en Alcatraz con Burgum. Bajo la presidencia de Trump, estamos haciendo que Estados Unidos vuelva a ser seguro", añadía Bondi.
Cuando Trump ordenó Trump su reaperutra en mayo, descansaba en su mansión de Mar a Lago y, casualmente, esa noche se había emitido la película 'Fuga de Alcatraz'. La prisión de máxima seguridad, convertida en una de las atracciones turísticas más famosas del país, funcionó durante 29 años.
Su alto coste, tres veces más que cualquier otra prisión de EEUU, llevó a su cierre en 1963. Un alto precio que Trump está más que dispuesto a asumir con tal de seguir persiguiendo a migrantes.