Unos dos mil partidarios de la oposición se dirigieron al edificio gubernamental para "tomar el poder en sus manos" y cedérselo a los diputados de la Asamblea regional. Al principio, los opositores sólo se proponían bloquear la sede de la delegación, pero entonces varios manifestaron gritaron "Entremos" y "Revolución", e irrumpieron en masa en el inmueble. Acompañados por dirigentes de la oposición en la región, incluido el vicepresidente de la Asamblea regional, Valeri Piatak, entraron en el despacho de Salo para conocer su opinión sobre las protestas en Kiev, tras lo que éste presentó su dimisión.

"Al ver a gente descontrolada en ausencia de un líder y al entender que no estaban dispuestos a dialogar, y como también estaba preocupado por la seguridad de los funcionarios de la delegación, firmé la carta de dimisión", aseguró Salo a los medios locales.

La oposición local anunció la creación de un Parlamento Popular, como ocurrió la víspera en Kiev, que estará compuesto por los diputados de la región, una de las más críticas con el presidente, Víktor Yanukóvich. El jefe de la Policía local se personó en la sede de la delegación para advertir a los manifestantes de que, según las controvertidas leyes aprobadas recientemente, el asalto a un edificio oficial puede acarrear varios años de cárcel.

El nombramiento de Salo en octubre del pasado año por parte de Yanukóvich, ya despertó en su momento un profundo descontento entre la oposición de la región, donde la gran mayoría de la población está a favor de la firma de un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, aparcada recientemente por el presidente y el Gobierno.

El alcalde de Lvov aseguró esta semana que no tiene intención de aplicar las controvertidas leyes promulgadas por el presidente que, según la oposición, coartan la libertad de expresión y reunión.