Leah cobró notoriedad a nivel nacional tras ofrecer semanas atrás un emotivo discurso de poco más de cinco minutos durante una manifestación en Washington en el que criticó la separación de familias inmigrantes en la frontera, el cual generó lágrimas y aplausos entre los activistas. "Me siento muy triste de pensar en esos niños sin sus padres. Un día me puede pasar a mí: Que vengan y se lleven a mi mamá", dice la menor, hija de padres indocumentados, en comunicación telefónica.

Los progenitores de la menor dejaron su Nicaragua natal hace más de una década. Cuando Leah tenía 8 años se enteró de que sus padres no tenían documentos y confiesa que desde ese momento se instaló en su espíritu el miedo de que se lleven a sus padres y se quede sola.

"Estaban buscando un mejor trabajo y querían estar en paz y seguridad porque en su país había muchos problemas", explica la menor sobre las razones por las que sus progenitores marcharon a Estados Unidos como indocumentados con ella y su hermana, que estaba amparada por el eliminado programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

En medio del temor de ser alejada de sus padres, la menor participó junto a su madre en la multitudinaria Marcha de Mujeres de 2017, que tuvo lugar en varias ciudades de EEUU y que ella describe como uno de los momentos más importantes de su corta vida.

Al caminar junto a centenares de manifestantes en la marcha de Miami, donde reside, cuenta que veía a su madre como una mujer osada que estaba dispuesta a salir a pelear por sus derechos, una heroína que le daba el ejemplo de que hay que dejar de lado el miedo para luchar contra el verdadero enemigo. "Ese día me sentí valiente", recuerda Leah, quien a partir de entonces insistió en que quería participar en más protestas, en más eventos a favor de los indocumentados.

La menor, cuya familia no ha querido dar el apellido, encontró en la organización Familias Unidas, No Divididas (Families Belong Together, en inglés) una causa a la cual destinar el tiempo que muchos a su edad dedican a jugar. Siguieron desde entonces marchas y manifestaciones en defensa de los indocumentados, de los "soñadores", como se conoce a los beneficiados como su hermana con DACA, y en contra de los "ataques" del Gobierno de Donald Trump hacia los indocumentados, además de reuniones con el alcalde del Condado de Miami-Dade, Carlos Giménez.

La chica se imagina la tristeza que deben sentir los cientos de menores separados de sus padres y dice que el dolor la invade y se suma al que ella tiene desde hace cuatro años. "Los niños no deben sentirse inseguros", afirma tajante. La menor ha viajado a la frontera para dar mensajes de apoyo a los niños recluidos en un centro de procesamiento en McAllen (Texas) y se ha sumado a protestas nacionales.

Fue así como el pasado mes se unió a la manifestación en Washington y dio un emotivo discurso, que fue recogido por cadenas nacionales de noticias y en el que, conteniendo las lágrimas, señaló que vivía con miedo de que los agentes de inmigración le quitaran a su madre. "¿No saben cuánto amamos a nuestras familias? ¿No tienen una familia también? ¿Por qué no se preocupan por nosotros, los niños?", preguntó entre lágrimas, en medio de los aplausos de los manifestantes y reclamando al Gobierno un cambio sobre cómo trata a los indocumentados.

Sobre su activismo y temores, cuenta que ha guardado silencio en la escuela porque no sabe "cómo van a reaccionar" sus compañeros. Ante sus críticos, que cuestionan su corta edad, Leah contesta que no existe edad para luchar por los niños que son separados de sus familias. "No me están entrenando, a mí todo me sale del corazón", recalca la adolescente, que señala que de mayor quiere ser bailarina, aunque por ahora no tiene planes de dejar su precoz activismo. "Voy a seguir hasta que todos los niños estén con sus padres en su casa, en paz, sin miedo", asegura.