Hillary Clinton entona el mea culpa por ocultar la neunomía que la dejó al borde del desmayo. Ha reconocido que no siguió el consejo médico de guardar reposo, pero recalca que ahora se encuentra mucho mejor. Mientras descansa, su marido Bill Clinton da la cara por ella: "En más de una ocasión en los últimos años, le han pasado cosas parecidas cuando se ha deshidratado severamente".

Sin embargo, estas explicaciones no convencen a los seguidores de Trump, que creen que hay gato encerrado en la recuperación exprés de Hillary, incluso especulan con que usó una doble más delgada y con distinta nariz para salir de la casa de su hija.

Tanto la candidata demócrata como el republicano difundirán próximamente análisis médicos para demostrar su buen estado de salud y así, acallar las dudas sobre su avanzada edad para la presidencia. Algo que Ronald Reagan supo zanjar con humor en el debate electoral de 1984: "No haré de la edad un tema de la campaña. No voy a usar con fines políticos la juventud e inexperiencia de mi oponente".

Por si acaso, el Partido Demócrata tiene un plan B. Si Hillary no pudiera seguir adelante, el comité interno decidiría y el vicepresidente Biden, según ciertos sondeos, podría ser el elegido.

Nadie quiere recordar la muerte por neumonía del noveno presidente de Estados Unidos, Willian Henry Harrison, sólo 32 días después de llegar a la Casa Blanca.