Miles de refugiados afganos han llegado a Europa huyendo de los talibanes, pero también con proyectos para su nueva vida. Es el caso de Fátima Haidari, la única guía turística mujer en Afganistán que ahora se encuentra refugiada en Italia.

Cuenta que sus prioridades ahora son su trabajo y su educación, así como poder ayudar a otros refugiados afganos: "Fue un desafío, empecé algo que ninguna mujer había hecho en Afganistán. He superado muchos desafíos, nunca me di por vencida ni me detuve, así que ahora tampoco quiero detenerme estando aquí", asegura en una entrevista.

Pero tras la precipitada evacuación, los que sí lograron salir del país llegan a Europa que ya está levantando barreras a quienes todavía quieren escapar de Afganistán. Varios países han dejado claro que deben quedarse en los países vecinos.

La cuestión ahora, explica Blanca Garcés, investigadora del área de Migraciones de Cidob, es hasta qué punto estos países van a querer cumplir con la función de "estados tapón, de estados guardián" y de "estados que acaban acogiendo a aquellos refugiados que la UE ya no quiere acoger".

Los países vecinos cierran sus puertas a los asilados

Pakistán, donde viven más de tres millones de afganos entre refugiados e indocumentados, ya les ha cerrado la puerta. En Irán son 780.000 los asilados afganos más unos dos millones que viven allí de forma irregular.

Incluso si consiguen cruzar ese país, en Turquía les espera un muro para cortarles el paso. Allí hay ya 3,6 millones de refugiados sirios y no quieren acoger a los afganos.

Grecia tiene afganos en campos de refugiados desde la crisis de 2015

Por su parte, en Grecia también han levantado una valla para evitar que entren. En sus campos hay unos 30.000 afganos, y algunos llevan allí desde la crisis de refugiados de 2015.

"Los afganos no entraron dentro de los acuerdos de reubicación, con lo cual, esto hizo que muchos de ellos que ya habían llegado quedaran encerrados en esos campos de refugiados en las islas griegas y con unas condiciones de acogida directamente indignas", explica la experta.

A la mitad de quienes han llegado durante estos años se les denegó el asilo, mientras que más de 70.000 fueron retornados por Europa a un Afganistán del que ahora es una odisea escapar.