Tumbado en la cama del hospital, todavía sigue en observación el español José Manuel Pulgar. Cuenta como en pocos segundos cambió todo: "no se veía un diluvio", pero en pocos segundos cambió todo.

Las fuertes rachas de viento obligaron a improvisar un plan de emergencia, pero tras un primer intento el viento volvió a levantarlo. A lo que el avión no resiste y acaba estrellándose.

"Fue un golpe bestial, salimos disparados del asiento, nos abrimos la cabeza porque fue un golpe increíble. El avión se desarmó por dentro", ha añadido José Manuel Pulgar.

Tras caer, el aparato prendió fuego. El asturiano cuenta que notaba las llamas en su espalda, pero que consiguió salir por su propio pie del avión e incluso dio media vuelta para ayudar a otros pasajeros.

Muchos de ellos salían del avión aturdidos, en un grave estado de ansiedad. Él solo sufrió magulladuras leves, es uno de los 20 pasajeros que siguen en el hospital pero pronto podrá volver a casa y recuperarse del susto.