La Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, en inglés) concedió este sábado una autorización de urgencia a la biotecnológica Regeneron para el uso en el país contra la COVID-19 del tratamiento con anticuerpos monoclonales que recibió en octubre el presidente estadounidense, Donald Trump, para tratarse la enfermedad.
La autorización limita el uso del fármaco a personas mayores de 12 años que hayan dado positivo por la COVID-19 y estén en riesgo de desarrollar un caso grave de la enfermedad, explicó la científica jefe de la FDA, Denise M. Hinton, en una carta enviada a la compañía.
El medicamento es un cóctel de dos potentes anticuerpos que, en estudios preliminares, han mostrado resultados prometedores a la hora de contener la infección, especialmente si se administran durante las etapas tempranas de la enfermedad.
La FDA ya concedió a comienzos de este mes otra autorización de urgencia para el uso en el país de un cóctel muy similar, propiedad de la farmacéutica Eli Lilly.
Trump lo definió como "una cura"
Ninguno de los dos tratamientos pueden administrarse a personas hospitalizadas o pacientes que necesiten oxígeno. Poco después de confirmar que había dado positivo por COVID-19 a principios de octubre, Trump recibió una dosis de 8 gramos del cóctel de anticuerpos de Regeneron, a pesar de que su uso no estaba autorizado por la FDA.
Tras superar la COVID-19, Trump afirmó que ese tratamiento fue el principal responsable de su mejoría y lo definió no como "terapia", sino como una "cura", pese a que no hay evidencia científica que sostenga esa conclusión.
Cuando pidió la autorización de urgencia en octubre, Regeneron aseguró que, una vez que se le concediera, el Gobierno estadounidense se había "comprometido a tener dosis disponibles para los estadounidenses sin coste alguno y será responsable de su distribución".
La biofarmacéutica indicó entonces que disponía de dosis para 50.000 pacientes, pero esperaba tener disponible suficiente para tratar a 300.000 "en unos pocos meses".
La autorización de urgencia llega el mismo día en el que Estados Unidos ha superado los 12 millones de contagios del nuevo coronavirus y suma ya más de 255.000 muertes, más que ningún otro país en el mundo.