Tan solo cuatro días después de que Donald Trump anunciase nuevos aranceles a productos de China, la divisa de este país, el yuan, rompió la barrera psicológica de las siete unidades por cada dólar, algo que llevaba sin pasar desde abril de 2008.

Los analistas apuntan que el Banco Popular de China (BPC, central) ha dejado caer conscientemente el valor de la moneda, mientras que la institución asegura que todo es cosa del mercado, aunque reconoce que la bajada tiene relación directa con la subida arancelaria estadounidense.

Y es que, aunque no las especificó, Pekín había prometido "represalias" después de que Trump indicase que impondría tasas del 10 % a productos chinos valorados en 300.000 millones de dólares a partir del 1 de septiembre.

Según el portal de noticias financieras 'Yicai', cada dólar se intercambiaba por 7,0258 yuanes según la tasa 'onshore' -la operada en mercados locales- pasadas las 10.00 hora local (02.00 GMT) tras haber subido un 1,23 % en las operaciones de la mañana, lo que supone la cuota más alta desde abril de 2008.

Que la tasa 'onshore' crezca es una señal de que el renminbi (nombre oficial de la moneda) se está debilitando, ya que para los poseedores de yuanes es más caro comprar dólares. Por su parte, la tasa 'offshore' -la operada en mercados internacionales como Hong Kong- subió un 1,38 % y se situaba en 7,0683 yuanes por dólar. Se trató de la primera ocasión en la que el yuan subió por encima de 7 enteros por cada dólar -considerado por muchos analistas una barrera psicológica para los inversores- desde que el mercado 'offshore' fue inaugurado en Hong Kong en 2010.

Un portavoz del BPC aseguró en la página web del organismo que la depreciación del yuan viene dada por "las medidas unilaterales y el proteccionismo comercial", así como por "la imposición de subidas arancelarias contra China", en clara referencia al último giro de la guerra comercial que Pekín y Washington mantienen desde marzo de 2018.

El pasado jueves, Trump indicó que impondrá aranceles del 10 % a productos chinos valorados en 300.000 millones de dólares a partir del 1 de septiembre, a lo que el Ministerio de Comercio chino respondió anunciando que tomaría "contramedidas". Una de las principales quejas del Gobierno estadounidense en el marco del conflicto comercial es la denuncia de que Pekín supuestamente manipula su divisa para evitar que se aprecie en demasía y que, por tanto, sus exportaciones pierdan competitividad.